miércoles, 1 de agosto de 2012

Ola de calor


  "Protección civil ha activado la alerta naranja en la provincia", escuchaba a la presentadora del telediario mientras terminaba los últimos bocados de una cena ligera. No era necesario seguir escuchando, había sido un día de sofocante calor y no parecía que fuera a dar una tregua, ni siquiera de madrugada. Estaba seguro de que no iba a pegar ojo en toda la noche. Después de un día largo, duro, de muchísimo trabajo en la oficina, estaba cansado, pero esa mezcla de calma en el ambiente y altas temperaturas siempre le ponía de mal humor y no le permitía conciliar el sueño.

  Subió la persiana hasta arriba y abrió la ventana de par en par, una sensación de quietud se apoderaba de la calle. Se tumbó boca arriba en la cama y cerró los ojos. Aún albergaba una ínfima esperanza... comenzó a notar las piernas pegajosas y una gota de sudor se deslizaba lentamente por la espalda. Intentó algunos de sus trucos: conectó la radio, leyó unas páginas de la novela que descansaba sobre la mesita de noche, contó unas cuantas ovejas, 1, 2, 3, ... Tenía los ojos como platos, se levantó despacio, abrió la ventana de la cocina para crear un poco de corriente... sin éxito. Abrió todas las ventanas de la casa... tampoco ningún resultado. Se fijó en el edificio de enfrente, su vecino fumaba en el balcón intentando matar las horas de aquella noche interminable. 
  Otra vez tumbado, de lado, cabeza debajo de la almohada, incluso en diagonal... intentó pensar en cosas bonitas, una tranquila playa con palmeras, el sonido de las olas rompiendo en la orilla... hoy había discutido con uno de sus mejores clientes, tenía que tragarse su orgullo y llamarlo por la mañana para disculparse... a las 12 tenía una cita con su jefe... y hacia el mediodía había quedado con Clara, no podía faltar, le insinuó que tenía que contarle algunas novedades, pero no quiso entrar en detalles. ¿Serían malas noticias? Hacía tanto tiempo que no se habían sentado frente a frente a hablar que no tenía ni idea de qué podía. Quizá estaba embarazada, o la habían despedido... tenía tantas ganas de ser abuelo, que estaba dispuesto a dejar sus partidas de mus de los domingos por la tarde... Hoy no había mirado el buzón, últimamente ya no recibía nada interesante, alguna factura o catálogo publicitario... recordaba cuando esperaba ansioso la llegada de esa carta, contaba los días que habían pasado desde que había enviado su carta... eran otros tiempos, más calmados, en los que los pequeños detall....

  "Son las 7 de la mañana, miércoles 1 de agosto de 2012... " El despertador rompe el silencio del nuevo día. Definitivamente, hoy tendré que dormir una buena siesta...

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