sábado, 25 de mayo de 2013

A 27 metros


Me giré al escuchar sus pasos. Paco acababa de entrar en los vestuarios del club. Yo ya llevaba un buen rato preparando todo lo necesario para nuestra escapada. Cada vez que me enfundaba el neopreno, me acordaba de mi primera vez. Era una de esas cosas que tenía en mi lista de cosas que hacer algún día. Fue a principios de un septiembre inusualmente caluroso cuando me decidí a probar y me apunté a una escuela de submarinismo. No podía evitar sonreír cuando recordaba cómo me había despellejado los nudillos al estirar del traje para metérmelo por las piernas sin conseguir que pasara de las rodillas.
- ¿Estás preparada? Hoy va a ser un gran día -Paco había sido mi instructor desde el principio. Aquel día lucía una sonrisa radiante. Era bastante guapo y muy agradable. Yo me sentía segura a su lado y disfrutaba mucho de su compañía.
- Estoy lista. Salimos cuando quieras -había hecho aquella inmersión muchas veces, pero seguía sintiendo las mismas mariposas en el estómago en cada ocasión. 

Serían las 11 de la mañana cuando llegamos a la reserva de Islas Hormigas, a unas dos millas del puerto de Cabo de Palos. Una vez todo estuvo colocado en su sitio, botellas a la espalda, pesos en la cintura y aletas en los pies, nos sentamos en el borde de la embarcación. Nos miramos, contamos hasta tres y nos dejamos caer. 

El agua estaba fría, aunque apenas lo notaba a través del neopreno. Pasados unos segundos, siempre pasaba lo mismo: mi cuerpo se relajaba, dejaba atrás los nervios y el miedo y una sensación de absoluta paz me invadía. Ya no escuchaba nada, tan solo el sonido de mi propia respiración.
Enseguida nos topamos con las primeras doradas, un par de sargos parecían ejecutar un perfecto baile sincronizado e incluso avistamos varios espetones, morenas y hasta una tortuga. Nadamos pausadamente junto a una pared de varios metros de hermosos corales. Los animales, sintiéndose seguros, campaban a sus anchas entre nosotros. Si estirábamos un poco los brazos, casi podíamos llegar a tocarlos.

A 27 metros de profundidad, alcanzamos nuestro objetivo: el pecio Naranjito. Mágico, misterioso y lleno de vida, el mercante hundido descansaba sobre un lecho de arena y recibía la visita de curiosos de cuando en cuando. Recorrimos el barco de proa a popa, rodeando con cuidado pasarelas y huecos. Una pareja de enormes congrios había encontrado allí un excelente refugio. Me acerqué a la zona de la bodega. Sabía que era peligroso, podía engancharme o cortarme con cualquier hierro corroído, pero la curiosidad fue más fuerte que la prudencia. Me asomé al interior del casco y vi algo de un color llamativo. Allí dentro había una botella de oxígeno. Giré un poco el cuerpo para mejorar el ángulo de visión. El corazón me latía frenético. Pegado a la botella, yacía un cuerpo, un cuerpo humano. Estaba oscuro, pero no había duda. El cuerpo sin vida de un buceador se distinguía entre los sedimentos. Quería gritar, buscar ayuda, pero allí abajo eso era imposible. Me temblaba todo el cuerpo y casi no podía mover las aletas. Me concentré en el sonido de mi respiración para intentar calmarme. Nadé con dificultad hasta mi compañero y entendió al instante que algo pasaba cuando vio a través de las grandes gafas mi mirada aterrorizada. 



Dos horas más tarde, varias decenas de curiosos se aglutinaban en el puerto. Yo no había dejado de temblar desde que salí del agua, a pesar de que un enfermero me había enrollado en una toalla enorme y la temperatura rondaba los 30 grados. Paco me rodeó con sus brazos, yo me dejé abrazar.

- No saben con seguridad de quién se trata, pero se especula con que podría ser Mario Arnedo, hijo del conocido empresario Domingo Arnedo. Desapareció a principios de primavera y seguía sin saberse nada de él. Por lo visto, era aficionado al submarinismo, pero aquella mañana salió de casa sin decir a dónde iba. Cuando la familia denunció su desaparición, los buzos de la Guardia Civil hicieron una batida por la zona, pero no encontraron ni rastro del chico. Parece ser que, al no encontrar acompañantes para su incursión, decidió sumergirse sin más compañía que la de la inmensidad del océano.

En esos momentos, una lancha de la Guardia Civil atracaba en el muelle. Bajaron el cuerpo envuelto en una bolsa. Cerré los ojos, incapaz de seguir mirando.





Dedicado a mis amigos, compañeros de aventuras
(al que hace la foto también ;))



domingo, 12 de mayo de 2013

El fiordo de los sueños


Hace unos días, empecé a leer “En el corazón de los fiordos”. Es curioso que el argumento es parecido al que terminé justo antes, “Dime quién soy” de Julia Navarro. En este caso, la protagonista se entera de que su madre era adoptada cuando ésta muere y decide viajar a Noruega para investigar sobre sus orígenes. El libro me está gustando, sobre todo, porque me trae muchos recuerdos de nuestro viaje a Noruega, donde precisamente estábamos hace ahora dos años.

He estado ojeando el diario que escribimos mientras estuvimos allí. Aquí un fragmento del día que disfrutamos del Fiordo de los Sueños:

Fiordo de los Sueños
Hoy el día promete. Madrugamos para llegar al ferry que sale a las 9.30 desde Kaupanger. Llegamos justo a tiempo, pagamos, embarcamos y cogemos sitio en cubierta para nuestro “paseo” por el fiordo. Hace frío, pero si te resguardas un poco del viento, se está estupendamente en la cubierta, viendo el paisaje… Además, está nublado pero no llueve… El viaje dura 2 horas, pero ni te enteras, te quedas embobado viendo el paisaje, las montañas, las casitas salteadas en la orilla,… Hacemos una parada en un pequeño embarcadero de la otra orilla para dejar el correo. Nuestro crucero termina en Gudvangen, el brazo del fiordo se estrecha, impresionantes paisajes.

Desembarcamos en Gudvangen y nos dirigimos a Flam por carretera. Son unos 15 kilómetros, prácticamente todo el recorrido es un túnel. Llegamos a Flam justo a tiempo para coger el tren de las 12.20. Paisajes muy bonitos, incluso hace un paradita en una cascada espectacular para hacer unas fotos, Kjosfossen. Llegamos a Myrdal en unos 50 minutos, hace un frío que pela. Hacemos unas fotos y cogemos el mismo tren para bajar. 

Iglesia vikinga
Retomamos la ruta en coche para visitar la iglesia de Borgund. Llegamos a Aurland con la intención de coger la carretera de las nieves, nos han recomendado que aunque se tarda un poco más, hay unas vistas preciosas…. Pero cuando nos queremos dar cuenta, estamos metidos en el túnel y no podemos dar marcha atrás… Una pena, pero bueno, recorremos el túnel que une Aurland con Laerdal de nada más y nada menos que 24 km. Además, para amenizar el viaje, cada 6 km hay un trozo iluminado con colores, curioso.

Salimos del túnel y cogemos la carretera que nos lleva a Borgund. Ésta es sin duda la iglesia escandinava que más nos ha gustado, a pesar de tener dos andamios en los laterales porque la están restaurando. Aunque fue una pena que no se viese totalmente por los andamios, pudimos ver in situ cómo sustituyen las tejas de madera de pino por otras nuevas que cortan allí mismo. Merece la pena hacer unos pocos kilómetros más para verla.

Fotógrafo en el Fiordo de los Sueños
De vuelta, decidimos visitar el glaciar Nigards. Tomamos el desvío perfectamente señalizado en Gaupne, a los 30 km llegamos a una caseta y una barrera, pone que si no hay nadie puedes levantarla y seguir tu camino por el parque natural y además, dejar un sobre con el dinero correspondiente por la visita. No sé si alguien dejará el sobre, nosotros no lo hicimos. Levantamos la barrera y nos adentramos en el parque. A unos 5 km, nos encontramos con la lengua de hielo. Nunca habíamos visto un glaciar, nos quedamos con la boca abierta. 


Si os apetece conocer más sobre Noruega, podeis pasaros por el flickr de Pablo. Hay un montón de fotos preciosas. Y como seguro que os dan ganas de ir, ¡preguntadnos! Tenemos un planing completísimo con nuestra ruta, lugares que visitar, alojamientos, etc. No os arrepentireis.

 

sábado, 4 de mayo de 2013

Dime quién soy



Mi tía Marta me miró de arriba abajo, como si fuera la primera vez que me veía, y pareció vacilar antes de decidirse a hacerme su propuesta.
—Bien, te voy a ofrecer un trabajo y además bien pagado. Confío en que estés a la altura de lo que esperamos de ti.
—No sé lo que quieres ofrecerme pero mi respuesta es no; aborrezco los gabinetes de prensa de las empresas. Si he venido a verte es porque me lo ha pedido mi madre.
—No pienso ofrecerte ningún puesto en la empresa —respondió como si fuera una locura el que yo pudiera trabajar en la empresa familiar.
—Entonces...
—Entonces quiero hacerte un encargo para la familia, algo más personal; en realidad, algo privado.
Mi tía continuaba mirándome sin estar segura de si no estaría equivocándose con su propuesta.
—Se trata de que investigues una vieja historia familiar: una historia relacionada con tu bisabuela, mi abuela.
Me quedé sin saber qué decir. La bisabuela era tema tabú en la familia. No se hablaba de ella; y mis primos y yo apenas habíamos logrado saber algo del misterioso personaje, de quien estaba prohibido preguntar y de quien no existía ni una sola fotografía.


Con este curioso encargo comienza “Dime quién soy”: una tía le pide a su sobrino que indague sobre la vida de su bisabuela, de la que apenas saben nada en la familia. Este encargo no es más que la excusa que utiliza la autora para recorrer la historia del siglo XX y una buena parte de sus escenarios. Guillermo viaja por medio mundo siguiendo los pasos de Amelia, su bisabuela, una mujer de armas tomar, cuyos principios y valentía la llevan a vivir una vida que jamás imaginó.

Es una novela larga, de las que tienes que coger con tiempo, pero de fácil lectura, en la que no te pierdes con un millón de personajes como pasa en muchas otras. La autora mezcla realidad y ficción con naturalidad y no se pierde en hechos históricos y datos hasta llegar a aburrirte. Es interesante y muy amena a pesar de sus ochocientas y pico páginas. 

¡Lo terminé! Y puedo decir que me ha gustado mucho, de principio a fin. Lo recomiendo para cogerlo este verano y devorarlo durante una semana de vacaciones.

Os dejo la entrevista que le hicieron a Julia Navarro en Página 2, por si os apetece saber un poco más sobre ella.