Las
ideas fluyen por su cabeza como si de un grifo
abierto se tratase. Empieza a sentir desesperación,
le gustaría tener un interruptor donde poder darle al OFF en momentos como
éste.
Se
quita los zapatos, se deshace de
toda su ropa, piensa que poniéndose algo más cómodo podrá relajar también su
mente… pero se equivoca.
Se
dirige hacia la habitación de los trastos. Allí, en un altillo, tiene guardada
una cuerda. Se sube a un taburete. Está demasiado alta,
la toca con la punta de los dedos, pero no alcanza a cogerla. Necesita una
escalera. Está allí mismo, al lado del viejo espejo de la entrada. Se detiene
un segundo delante de él, le devuelve la imagen de sí mismo… esa mirada, soberbia… no le
gusta nada. Tiene que acabar con ella.
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