haiku (俳句): poema
japonés de diecisiete sílabas; destello fugaz que nos muestra la esencia de las
cosas.
Descubrí este libro por
casualidad. Dando una vuelta por la sección de libros de unos grandes
almacenes, me llamó la atención su portada. Y este verano, una tarde de piscina
cualquiera, me decidí a empezar con él. Hacía tiempo que un libro no me
enganchaba, me estremecía y me ponía la piel de gallina como éste. Es posible
que no me hubiese gustado tanto si lo hubiese leído en otro momento o
circunstancias. En estos tiempos en que abrir un periódico o leer las noticias
en internet te aburre, te amarga, te desespera... es maravilloso leer una
historia que realmente te emocione.
El libro retrata las
historias paralelas de dos personajes en momentos muy diferentes, pero con un
escenario común: Japón.
Agosto de 1945, Kazuo es un
chico occidental que por circunstancias reside en Nagasaki, la bomba atómica
cambiará su vida en todos los sentidos.
Febrero de 2011, Emilian es
un arquitecto suizo, colaborador en la ONU, defensor de la energía nuclear; una
serie de sucesos darán un vuelco a su existencia y pondrán en duda aquello por
lo que lleva trabajando durante tantos años.
El aspecto que hace a este
libro especial, por lo menos desde mi punto de vista, es sin duda Japón, un
país tan diferente al nuestro que te atrae desde el momento en que empiezas a
conocerlo. Este país en el que se combinan tradición y modernidad, ha llegado a
ser una de las primeras potencias mundiales a nivel económico, social y cultural,
superando grandes adversidades, y además con una cultura basada en valores como
el respeto a los demás, espíritu de sacrificio y búsqueda del beneficio
colectivo frente al individualismo. La cultura japonesa es única, no solo
distinta a la occidental, sino también al resto de culturas asiáticas.
Además, cuando comencé con la
lectura de esta novela, me interesé por su autor, Andrés Pascual, desconocido
para mi hasta entonces. Abogado de profesión, músico y viajero en sus ratos
libres, un día decide escribir un libro y no le va nada mal, teniendo en cuenta
que ya ha vendido 100.000 copias de su primer libro y "El Haiku" es ya su
tercera obra. Me
gustan estos autores cuya profesión en principio no es la de escritor, sino que
se dedican a cualquier otra cosa, abogados, maestros, y su pasión por la
lectura y la escritura les llevan a aventurarse en este mundo tan complicado.
Supongo que en el fondo me da un poco de “envidieta” (envidieta = envidia + ganeta).
Una lectura más que recomendable para conocer un poco más la cultura e
historia japonesas, aunque en algunos momentos, resulte realmente dura y
estremecedora. Desde que lo leí, siento que nuestro viaje a Japón vuelve a estar
cerca.
Sopla si quieres,
viento del otoño.
Las flores ya perdieron su color.
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