Día
10 de octubre de 1938.- Tras casi un día entero de viaje, llegamos a Burgo de
Osma. Ante un edificio de grande extensión enclavado en la orilla derecha de la
carretera nos detuvimos. En un rótulo que había sobre una de las grandes
portadas de acceso se leía “Seminario conciliar”. La llegada a este lugar
destinado a campo de concentración nos alegró en parte ya que nos suponíamos
que sería el final de nuestro largo viaje y podríamos descansar.
Día
11.- Antes del desayuno, da la orden el sargento por conducto del señor cura,
que ostentaba la graduación de alférez, de que teníamos que confesar todos, absolutamente
todos. En una de las habitaciones se puso el señor capellán e íbamos pasando
uno a uno.
Aquel
mismo día también dieron orden de pelarnos a todos. Fuimos pelados al cero
mondo.
Día
20.- En la báscula del almacén del suministro me peso: 59 y ½ kilos.
Día
28.- Hago unas suelas de trozos de saco para hacerme unas alpargatas, cosiendo
las suelas con pedazos de alambre que encontré.
En
los ratos que no teníamos algún servicio lo dedicábamos a hacer algo útil: unos
hacían recinchos para alpargatas, otros petacas de papel de barba para el
tabaco, otros se remendaban la ropa y la lavaban, se espulgaban o hacían el
pegado de botones, otros con una cuchilla de afeitar tallaban en dos pedacitos
de madera cualquier adorno con sus iniciales, para hacer un estuche para el
papel de fumar, otros con algunas tablas se dedicaban a hacerse una maleta.
Yo
también hice otro día un dominó de unos pedazos de ladrillo blanco. Por las
noches jugábamos cuatro paisanos sobre una maleta que nos servía de mesa y
cuyas sillas eran el suelo o la cama que era de paja.
Día
1 de enero de 1939.- En la hora que estoy de imaginaria veo de vez en cuando
que alguno que otro se levanta entre sueños y se pone a buscar entre la manta
al bicho que le está molestando. Las pulgas abundan y han hecho un pacto
comercial y de no agresión con los piojos.
Día
15.- Domingo. Tenemos que asistir a misa. Por la tarde se juega un partido de
futbol en el patio entre los empleados de la cocina y los de oficina y
asistentes de los jefes del campo de concentración. Ganan los cocineros 6 a 2.
Día
28 de febrero.- Por la tarde no nos llevan a trabajar. Lo hacemos fiesta porque
se entrega Madrid. Al medio día nos dan rancho extraordinario.
Días 29 y 30.- Dicen que se entrega el total de España. Entre todos hay júbilo ya que así creemos que nos darán la libertad y volveremos a casa.
Día
2 de abril.- En el periódico de ayer venía el último parte de guerra que dice
“La guerra ha terminado”.
Día
1 de mayo.- Nos dan la ropa, consistente en cazadora, pantalón caqui, dos
camisas y un gorro redondo con una T pintada en negro.
Día
29.- Hacen fiesta aquí en el cortijo en la ermita al Cristo de los Olmedillos. Se
celebra un gran baile, pues vienen cuatro o cinco músicos de Soria y nosotros
también bailamos aunque la gente nos mira con extrañeza así como si no fuéramos
personas tan buenas como podían ser ellos.
Día
9 de julio.- Nos viene la libertad a Diego, Hellín, al “boina”, al Largo y a mí.
Reina gran júbilo ya que pronto iremos a nuestras casas.
Día
10.- Al fin se convertía nuestro sueño en realidad al ver que abandonábamos la
estación de Soria, al mismo tiempo que nuestros pensamientos se posaban sobre
nuestras lejanas “patrias chicas” y en particular en nuestros padres, a los que
tanto tiempo hacía que no veíamos. A los pocos minutos el tren tomaba su veloz
marcha y de vez en cuando un silbido nos recordaba que avanzábamos hacia
nuestra querida tierra.
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