Año 1938. Allá por el 14 de marzo fue la
incorporación a filas del reemplazo de 1940 al que yo pertenecía siendo
concentrados todos los de la provincia de Albacete para aprender la instrucción
pre militar.
Aproximadamente un mes estuvimos en nuestra
capital aprendiendo la instrucción y el 16 de abril por la mañana nos
comunicaron la orden de partida. Por la tarde nos dieron suministro en frío, ya
que por la noche a las 11 teníamos que estar en la estación del ferrocarril
preparados para la marcha. Todos reunidos en la estación a esa hora, nos
pasaron lista y un poco más tarde montamos en el tren que ya nos prepararon al
efecto y a eso de la una de la madrugada del día 17 partimos con dirección
Alcázar de San Juan, llegando al mismo a las siete de la mañana y poco después
tomo el tren que nos llevaba por la línea de Córdoba.
A eso de las 12 de la mañana del mismo día 17
llegábamos al pueblo de Valdepeñas (Ciudad Real), en cuya estación nos apeamos,
marchando poco después hacia el interior alojándolos en un cuartel que era un
convento de frailes. Permanecimos en este pueblo unos ocho o diez días,
haciendo instrucción en sus inmediaciones y al cabo de los cuales partimos en
otro tren con dirección a Puertollano. Aquí bajamos para volver a montar en un
tren chicharra de vía estrecha partiendo de esta estación a eso de las dos de
la madrugada del día 28 de abril. A medida que nos adentramos en la provincia
de Córdoba y ya próximos a Pozoblanco y a otros pueblos limítrofes al
ferrocarril, se veían las huellas y desperfectos en edificios y estaciones,
ocasionados por la metralla, ya que aquellos lugares fueron testigos de
enconadas luchas unos meses antes, pudiéndose apreciar además a ambos lados de
la vía trincheras y parapetos improvisados.
Llegamos a un apeadero no muy lejos del pueblo
de Velalcázar, cuyo nombre no recuerdo y aquí bajamos del tren para subir poco
después en unos camiones que seguidamente nos trasladaron al inmediato pueblo
cordobés llamado Viso de los Pedroches. Eran aproximadamente las 11 de la
mañana del día 28 de abril. Todos los que a este pueblo llegamos pertenecíamos
a la 215 brigada de la 67 división. Yo pertenecía al cuarto batallón de esta
brigada.
Así
comienza el diario que mi abuelo escribió durante la Guerra, esa que a algunos
nos parece tan lejana pero que no hace tanto tiempo que ocurrió.
He estado
leyéndolo estos días con enorme emoción, sintiendo cómo se me encogía el
corazón en algunos fragmentos, aunque imagino que no tanto como a él mientras
los escribía.
Seguiré
compartiendo con vosotros algunos de sus recuerdos.
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