domingo, 15 de febrero de 2015

Deséame suerte



—Buenos días, cariño— le dijo, mirándola fijamente —. Hoy tengo la reunión de la que te hablé. Es muy importante. Deséame suerte.

La estrechó entre sus brazos, con firmeza y ternura. Tras unos segundos, cerró los ojos y la rozó con un beso, sintiendo el frío en sus labios. 

—Hasta luego, mi amor. 

Colocó la urna en su lugar, junto a su retrato, sobre la cómoda, y salió de la habitación, despidiéndose de nuevo con la mirada.
 





Con este microrrelato, he participado en la propuesta de este mes de Literautas, un poco diferente de lo que estamos acostumbrados. El mío es el 218 de casi 300 publicados.

No sé si gustará o no, pero la experiencia me ha dejado buen sabor de boca.





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