Empezamos el día con el pie izquierdo. Salimos a buena hora de Lisboa y, después de que nuestro gps nos lleve por todo el centro y consigamos salir vivos, en el último momento nos equivocamos de salida y sin remedio tenemos que hacer el puente del 25 de abril de ida y vuelta para retomar el camino. Unos 20 kms de más, qué le vamos a hacer.
Salvando este pequeño detalle, el viaje es muy
corto, Sintra está apenas a 30 kms. Llegamos y cruzamos el pueblo siguiendo las
indicaciones del Palacio da Pena hasta llegar a una carretera que sube por la
montaña. Creemos que nos hemos equivocado porque vamos solos, pero alucinamos
con el paisaje, un bosque verde y frondoso, y continuamos subiendo. Al final,
llegamos al Castillo dos Mouros y unos metros más adelante encontramos la
entrada principal del Palacio. Aparcamos prácticamente en la puerta, somos de
los primeros en llegar. Hay un par de parkings cercanos también.
Palacio da Pena |
Compramos la entrada conjunta para palacio y castillo
y comenzamos a subir hacia el palacio. La subida está empinada, pero se hace
sin problemas, aunque si quieres hay un minibús que te lleva hasta el palacio,
creo que cuesta 3 euros. Nosotros subimos andando y disfrutando del parque, que
es impresionante. Además, entre los árboles, se va dejando ver el palacio. Es una visita entretenida, porque además de ver las
estancias, techos, azulejos, etc, han mantenido buena parte del mobiliario y
enseres y no cuesta imaginarse allí a la reina, los sirvientes y demás
visitantes.
Decidimos no mover el coche y volver por la
carretera para visitar el Castillo dos Mouros. Está a pocos metros y se llega
sin problemas andando de uno a otro. Una vez alcanzas la entrada, hay que dar
un agradable paseo hasta llegar al propio castillo. Lo más interesante es subir
a las almenas y disfrutar de las vistas, de Sintra por un lado, y del Palacio
da Pena por otro. Una maravilla, aunque creo que si haces la visita por la
tarde las vistas y fotos hacia el Palacio saldrán mejor, porque nosotros
llegamos sobre las 12.30 y teníamos el sol en contra. Aun así, atención a la pedazo de foto:
Terminada esta visita, volvemos al coche y bajamos
hacia Sintra. Está claro que no puedes subir andando. Si no llevas coche,
puedes coger cualquier autobús de los muchos que suben continuamente al
palacio. Aparcamos en una pequeña zona de parking al lado del
Palacio Nacional, 2 euros por 4 horas. Callejeamos un poco por Sintra antes de
comer y lo primero que nos encontramos la pastelería Piriquita, famosa por sus
queijadas y traveseiros, dulces típicos de la zona. Nos la apuntamos para el
café. Ascendemos por las callejuelas, llenas de tiendas, restaurantes y
turistas. Hacemos mil fotos, el pueblecito es precioso.
Hacemos un descanso para comernos unos bocadillos en
la explanada del Palacio Nacional y enseguida retomamos la marcha hacia la
Quinta da Regaleira. No tardamos más de 5 o 10 minutos en llegar andando.
Compramos la entrada y, plano en mano, nos adentramos en los jardines para
recorrerlos de cabo a rabo. La Quinta da Regaleira es una finca enorme, con una
casa como centro y un parque precioso y muy bien cuidado que la rodea. Te
puedes perder por los senderos y caminos, entre la vegetación, las fuentes,
torres y grutas que te vas encontrando a tu paso. A nosotros nos encantó. No
dejes de meterte en todos los rincones que encuentres y, si puedes, baja por el
“Pozo iniciático”. Te sorprenderán los pasadizos subterráneos, como un pequeño
laberinto excavado bajo tierra. ¡Y lleva linterna!
Para terminar nuestra visita, entramos a ver la casa, pero por dentro no tiene mucho interés. Las habitaciones tienen planos e información de cómo se construyó la Quinta, pero no hay apenas mobiliario de la época.
Pozo iniciático, en la Finca da Regaleira |
Para terminar nuestra visita, entramos a ver la casa, pero por dentro no tiene mucho interés. Las habitaciones tienen planos e información de cómo se construyó la Quinta, pero no hay apenas mobiliario de la época.
Finca da Regaleira |
Volvemos hacia el pueblo y ahora sí: momento de visitar a Piriquita. Nos tomamos un café (hacía tiempo que no pagaba 0.70 euros por un café) y probamos las famosas queijadas y traveseiras, muy ricas ambas.
Las 4 horas de parking nos han venido justas.
Cogemos el coche y nos volvemos para Lisboa. Como llegamos pronto, sobre las 5
de la tarde, decidimos hacer la visita pendiente al mirador de Santa Justa.
Subimos al elevador y pagamos los 5 euros correspondientes. Es antiguo y la
subida es curiosa pero no dura más que unos segundos. Al llegar a la
plataforma, nos sorprende que el mirador más alto está cerrado y no podemos
subir. Después de haber pagado los 5 euros por la subida, nos enfadamos
bastante porque a donde hemos llegado se puede acceder desde la calle (gratis),
pero al chico del ascensor parece importarle poco. Nos olvidamos de él enseguida
y pasamos un buen rato haciendo fotos nocturnas desde allí.
Vuelta a casa por la plaza de Luis Camoes, compra de
los 2 pastelinhos de rigor para después de cenar y fotos al elevador da Bica
antes de llegar.
Etapas del viaje:
Lisboa
Sintra
Oporto
Oporto, un día más
Conclusiones
Plaza de Luis Camoes |
Etapas del viaje:
Lisboa
Sintra
Oporto
Oporto, un día más
Conclusiones
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