domingo, 28 de junio de 2015

100 formas de llamar a las mariposas



La vida de Marga era su jardín. Y sus mariposas. Le gustaba ponerles nombre. Eran su juguete, su única compañía y sus confidentes.  

Recolectando frutos del tejo centenario, escuchó en la radio la sintonía del noticiero:

—Acabamos de conocer la muerte de Sonia Pina, vecina del Valle. Hallada ayer en su vivienda, todo apunta a un nuevo caso de intoxicación alimentaria...

Una mariposa se posó a escasos centímetros de ella.

—Ya tengo nombre para ti: Sonia.

Marga llenó la cesta con las tóxicas semillas. Necesitaba más zumo para un nuevo vecino. Quedaban muchas mariposas a las que dar un nombre.


He cogido prestada la foto de Flickr

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