La agente Smith le esperaba a
pocos metros del café.
—Bien hecho, Smith. Creo que
lo tenemos. Cuando he salido detrás de ti, he visto cómo se levantaba y se
dirigía hacia la trastienda. Es nuestra oportunidad. ¡Entremos!
El agente Malone llevaba años
dedicado a la lucha contra el crimen en la ciudad. Desde que la Lea Seca
entrara en vigor, Chicago se había convertido en la ciudad del crimen, donde
las mafias campaban a sus anchas y el consumo de alcohol se había multiplicado
por diez. La corrupción ejercía su autoridad y el Gobierno y la policía habían
caído en la impotencia, la frustración y el desánimo. Por eso, Malone se sentía
eufórico, triunfador. Se iba a apuntar un tanto a su favor.
Smith sacó su pistola, una
Snith and weson del calibre 22, y entró de golpe en el bar. Apuntó al camarero
y le pidió que se mantuviera quieto. Mientras Smith inmovilizaba y esposaba al
joven camarero, Malone se introdujo sigiloso en la trastienda. Cruzó la pequeña
estancia, corrió la cortina y …
No hay comentarios:
Publicar un comentario