- Buenos días.- Buenos días.
- ¿A qué piso van?
- Al 3º.
- Al 11, por favor.
Había llegado el último y casi no cabía un alfiler en aquel ascensor. Su espalda descansaba sobre la botonera, por lo que le había tocado hacer de improvisado botones y pulsar los pisos a los que cada pasajero se dirigía aquella mañana.
- Disculpe, señorita, se le ha caído algo- Era una chica muy mona, vestía un elegante traje de raya diplomática y tacones altos. Era morena, un bucle le cruzaba la frente e iba ligeramente maquillada. Su perfume inundaba el cubículo. Lucas intentó agacharse a recogerlo, pero las estrecheces del atestado elevador le impedían siquiera doblar la espalda.
- No se preocupe, no tiene importancia- le contestó la chica sin mirarlo a los ojos.
Primera parada, planta 2ª, bajan tan solo dos personas. Suben otras tres.
Segunda parada, planta 3ª, se apea una pareja de jóvenes.
Siguiente parada, piso 11. En esta planta bajan la mayoría de los viajeros. Una de las empresas más importantes del edificio se encuentran en este piso.
El ascensor no termina de vaciarse. Lucas empieza a ponerse nervioso. ¿Cuántas pisos tendré que subir hoy? Todos los días la misma historia.
Planta 34. Baja el último pasajero. Las puertas del ascensor se cierran. Lucas pulsa el botón de PARADA.
- Al fin, solos.- Lucas estrecha entre sus brazos a la chica y la besa apasionadamente. - Creía que hoy no podría acercarme a ti, amor mío. Ya no podía esperar más. - Ella lo rodea por el cuello y lo mira con deseo, mientras éll recorre con las manos todo su cuerpo.
Suena un timbre. Alguien llama al ascensor desde la planta 46. El ascensor se pone en marcha, en poco segundos alcanza su objetivo. Se detiene. Las puertas están a punto de abrirse. Se acabó, por hoy se acabó.
- Hasta mañana, mi amor. Que pases un buen día.
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