Salimos de casa tempranito, a
las 7:30. Llegamos con tiempo suficiente al aeropuerto de Alicante, facturamos
nuestra maleta sin hacer cola y nos encaminamos a la zona de embarque. Para
pasar los controles de seguridad, sí que hay buenas colas, debe ser por las
fechas.
Ya en la zona de embarque
enseguida localizamos nuestra puerta, hay ya bastante gente esperando a que
abran. Cuando quedan unos minutos, una amable señorita de Ryanair empieza por
el final de la cola a pedirnos que facturemos (gratuitamente, sólo faltaba)
nuestros equipajes de mano, ya que solamente caben 90 y somos el doble de
pasajeros. Esta maravillosa compañía no deja de sorprenderte. Subimos al avión
y puntualmente despegamos rumbo a Escocia.
Después de unas 3 horas de un
vuelo tranquilo, excepto por un grupo de chonis escocesas que no han parado de
gritar y reírse a carcajada limpia durante todo el trayecto (luego dicen de los
españoles), aterrizamos en el aeropuerto. Enseguida salen nuestras maletas y
vamos en busca del “teléfono de cortesía” que nuestra compañía de alquiler de
coches nos ha indicado que busquemos. Lo encontramos y llamamos: primer
enfrentamiento (y por teléfono) con un escocés-parlante… y no ha sido fácil.
Nos indican que salgamos de la terminal y busquemos el “12 passport”. Nosotros
lo hacemos: salimos y buscamos algún sitio donde ponga PASSPORT (comenzamos a
cruzar calles donde los coches vienen por cualquier sitio), pero nada. Le
preguntamos a una chica que nos indica dónde tenemos que ir: nos damos cuenta
de que lo que buscamos es el “12 BUS PORT”, jejejejeje. Allí nos espera un
minibús que nos acerca al parking de la compañía Arnold Clark (o Celtic Legend,
que al parecer es lo mismo), con quienes hemos reservado nuestro coche.
Nos entregan un Micra
nuevecito, todo correcto, excepto porque nos cobran más por el segundo conductor
(nos lo devuelven después, pero sólo cuando nos quejamos y les enseñamos el
mail dónde nos decían que no era así) y que nuestro pequeño coche no tiene aire
acondicionado. En fin, en estos momentos, es la menor de nuestras
preocupaciones. El volante está en el lado derecho y nos enfrentamos al gran
reto del viaje: CONDUCIR POR LA IZQUIERDA. Salimos del parking y nos
incorporamos a la circulación. Es una locura, todo al revés. Tratamos de ir
detrás de los demás, pero dudas a cada paso. Nos incorporamos a la autovía,
rumbo al DEEP SEA WORLD, el acuario más grande del Reino Unido. Una vez salimos
de la autovía, cogemos el desvío al acuario, una pequeña carretera de dos
sentidos. En una incorporación, nos ponemos automáticamente en nuestro carril
derecho y no nos damos cuenta de que vamos al revés hasta que el de detrás nos
pita con insistencia y vemos otro coche que viene de frente. ¡Menudo susto!
Forth Road Bridge |
Por fin llegamos al acuario,
hacemos el recorrido. No es cosa del otro mundo. Tiene un túnel de cristal muy
largo, con tiburones, etc, pero no mucho más. Nos vamos para Edimburgo. De
nuevo, la locura del coche, y esta vez, por ciudad. Nos metemos un par de veces
en Princess Street, calle principal por la que sólo pueden circular autobuses y
taxis. Por fin, conseguimos aparcar (en zona azul) cerca del hotel y vamos a
dejar las maletas. Hemos reservado el Cityroomz: muy bien situado, al principio
de Princes Street, es un edificio antiguo pero las habitaciones están
reformadas y el mobiliario es modernete. No es barato, unos 100 euros la noche
sin desayuno, pero en esta ciudad es lo que hay. La recepcionista nos dice que
podemos dejar el coche en un parking público cercano, en Castle Terrace, y por
estar alojados en el hotel nos costará £10 al día.
Una vez olvidado el coche,
vamos a buscar un sitio donde tomar algo: ¡son las 6 de la tarde (hora
escocesa) y todavía no hemos comido! Vamos a ROSE STREET, calle de bares y
pubs con buen ambiente. Entramos en el que más nos gusta, se llama Rose&Crown, y nos pedimos 2
pintas de cerveza escocesa, unos nachos y nuestro primer fish and chips. Todo
muy bueno y a un precio razonable, £19.95. Con nuestras barrigas llenas, ahora
sí vamos a conocer la ciudad.
Monumento a Walter Scott |
Se ha nublado y hace fresco.
Recorremos Princess Street para llegar a CALTON HILL. Por el camino, nos
encontramos con el MONUMENTO A WALTER SCOTT.
Ascendemos la colina, desde
arriba las vistas son preciosas. Pasamos un buen rato haciendo fotos. Bajamos y cruzamos el North Bridge,
dispuestos a recorrer la famosa ROYAL MILE. Hay ambiente, aunque las tiendas ya
están cerradas. Llegamos hasta los pies del castillo, al que iremos mañana, y
bajamos a Grassmarket. Antes de volver al hotel, nos acercamos al STANDING
ORDER, antiguo banco reconvertido en bar, del que habíamos leído que estaba muy
bien. Y así es. Es un sitio enorme, con un montón de gente, sirven comida hasta
las 11, algo poco habitual por aquí. Nos tomamos otras 2 cervezas escocesas
(éstas nos gustan menos) y abusamos un poco de la wifi. Volvemos dando un paseo
a nuestro hotel, observando el castillo iluminado. Son las 10.30 y todavía no
es de noche. Empieza a llover. Hoy hemos tenido suerte.
Edimburgo desde Calton Hill |
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