—Dices
bien, joven. El que defiende sus opiniones con violencia o las pretende imponer
a los demás, en el fondo lo hace porque en su interior no está lo
suficientemente seguro de ellas. Por desgracia, en este mismo monasterio puedes
encontrar hermanos míos que se comportan así. He sabido, por ejemplo, que fray
Servando no te ha tratado nada bien, seguramente al envidiar tu talento, o tal
vez por haberle hecho consciente de sus propias limitaciones.
—Fray
Tomás, me reconforta saber que para vos la intransigencia es resultado de la
ignorancia.
El sanador de
caballos, Gonzalo Giner
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